Las cajas ardieron entre vivas llamaradas, pero el contenido tardó en quemarse más de lo que imaginaba. Era un día sin invierno y la blanca columna de humo se alzó en línea recta apuntando al cielo de verano.
Era como la enorme planta que creció hasta el cielo de <<Las habichuelas mágicas>>. Si yo trepara por ella, tal vez, allá en lo alto, encontraría un pequeño mundo donde todas las cosas que pertenecen a mi pasado coexistieran con alegria.
-Haruki murakami-
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